La corona (o funda) es un tipo de implante dental fijo destinado a reponer la forma, función y aspecto de un diente dañado; mejora la estética, la masticación y evita posibles movimientos de los dientes vecinos.
Suele ser un recubrimiento total de porcelana, simulando así la anatomía coronaria, o bien puede tener un núcleo de otro material, como titanio o zirconio, para darle más solidez.
El implante de titanio, consiste en pequeñas piezas que se implantan en el maxilar, reemplazando a las raíces naturales que se han perdido. Tanto material, como forma, son biocompatibles y se integran totalmente en el hueso.
Las coronas de zirconio, son una de las novedades más ventajosas en estética dental, ya que por su aspecto traslúcido, tienen una apariencia muy similar a la de los dientes naturales y poco a poco, van sustituyendo a las tradicionales coronas de porcelana o de metal – porcelana. Las coronas de zirconio pueden además utilizarse para corregir otros defectos como dientes demasiado pequeños o irregulares, color oscuro y cualquier otro problema estético.
Para crearlas se utiliza la tecnología CAD-CAM, un proceso por el cual las piezas dentales se diseñan y fabrican asistidas por un ordenador. La tecnología CAD-CAM junto con el zirconio, dan resultados mucho más precisos, estéticos y rápidos que las prótesis clásicas.
Una vez instaladas, hay que asegurarse de que el área tenga un buen cepillado inmediatamente después de las comidas, así como del uso del hilo dental para prevenir el crecimiento bacteriano y las enfermedades de las encías. Además se debe evitar morder alimentos duros que podrían desconchar la cerámica de la corona.
Es recomendable visitar al dentista cada 6 meses para que pueda comprobar que no hay aparición de caries, inflamación de las encías o movilidades dentarias; en caso de cualquier anomalía, como sangrado de la encía o hipersensibilidad, acude cuanto antes a nuestra clínica, para poder así, seguir conservando tu sonrisa.