Injerto de hueso dental

El edentulismo, es decir, la pérdida de dientes, ya sea por enfermedades periodontales, caries o traumatismos, suele hacer más difícil el proceso de masticación así como la articulación de palabras. Más allá de ello, no acudir al dentista para solventar este problema, pero también

el uso de prótesis removibles, puede dar lugar al desgaste del hueso maxilar, es decir, a la reducción de masa ósea. En este caso, si el paciente desea colocarse un implante dental, es primero necesario llevar a cabo una rehabilitación del hueso mediante un injerto artificial.

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¿Qué es el injerto de hueso dental?

El injerto de hueso dental es un técnica de regeneración ósea que se emplea en implantología para aumentar el tamaño de los huesos maxilares y disponer de una buena base donde colocar la raíz de titanio que sustituirá a la raíz del diente perdido. Consiste en un técnica que permite consolidar el soporte sobre el que se colocará el implante.

Aunque cada vez es más común el uso de biomateriales o sustitutos óseos como la hidroxiapatita de calcio para realizar esta operación, se siguen utilizando en muchos casos los injertos autólogos, es decir, aquellos injertos que se toman de una zona dadora del mismo paciente para tratar y reestablecer la zona receptora dañada.

Técnica de injerto óseo

En el caso en el que un paciente desea sustituir su diente perdido por un implante dental pero no cuenta con suficiente hueso maxilar o mandibular ya sea causa de una infección, periodontitis, prótesis previas deficientemente ajustadas, desgaste, etc. es necesaria la previa regeneración ósea dental mediante injerto de hueso. Esta regeneración logra:

Preservar la cresta alveolar, es decir, el espacio que deja un diente.
Aumentar vertical y/o horizontalmente el reborde alveolar.
Corregir defectos óseos alrededor de los implantes.
Realizar una elevación de seno maxilar, es decir, del hueso superior.

En definitiva, con la técnica de injerto para la regeneración ósea promovemos la formación de hueso nuevo para conseguir unas condiciones óptimas para la colocación del implante en maxilar y mandíbula.

Postoperatorio y tiempo de recuperación del injerto de hueso

Una vez que el efecto de la anestesia ha pasado es posible comenzar a sentir algún dolor y molestia en la zona tratada además de la típica inflamación o edema e incluso un sangrado leve. Es fundamental que en estos casos el paciente esté tranquilo y simplemente proceda con las recomendaciones del especialista en relación a los cuidados posoperatorios:

Tomar la medicación recetada y aplicar hielo en la zona tratada.
Debe esperar 2 horas para comer o beber tras la intervención quirúrgica.
No debería enjuagarse la boca ni cepillarse los dientes hasta pasadas 24 horas, tras lo cual se recomienda evitar la zona.
Seguir una dieta blanda, al menos, durante los siguientes dos días tras la intervención.
Evitar ciertos lácteos que puedan dañar el injerto de hueso, así como café, alcohol, bebidas con gas o alimentos muy condimentados.
Dormir con la cabeza elevada y evitar deportes como nada o bucear por un mes.
Eliminar o reducir al máximo el consumo de tabaco, en aquellos pacientes fumadores.

Nuestros especialistas
en injerto de hueso dental

Dr. Emilio Martínez-Almoyna Rifá

Licenciado en Medicina y Odontología, máster en Medicina Estética. Experto universitario en Periodoncia y postgrado en Implantología.

Miembro de la Sociedad Española de Periodoncia y de la American Dental Association.

Dr. Víctor Hidalgo

Licenciado en Medicina y Cirugía. Especialista en Cirugía Maxilofacial, Implantes dentales y Estética Facial.

Dra. María Morro

Licenciada en Odontología y Máster en Implantología. Especialista en Estética y Prótesis dental.