En la imagen colectiva del anciano encontramos un rostro con mentón retraído acompañado de labios hundidos. Esta imagen se produce por la carencia de piezas dentales que conduce a la pérdida del hueso maxilar, proceso conocido también como reabsorción ósea.
Las repercusiones de la reabsorción, más allá de que el rostro envejezca, se traducen en la imposibilidad de colocar prótesis estables debido a la falta de soporte.
Sin embargo, y como casi todo en odontología, también la pérdida dental tiene solución.
La reabsorción ósea
- ¿Qué es la pérdida ósea?
- ¿Cuáles son las causas de la pérdida de hueso?
- ¿Cuáles son las consecuencias de la pérdida ósea?
- ¿Cómo evitar que se produzca?
- Tratamiento para la pérdida ósea por falta de piezas dentales.
1. ¿Qué es la pérdida ósea?
La pérdida ósea, o pérdida de hueso dental, es la falta de hueso, manifestado en el cambio de forma y la baja densidad de material óseo en la zona maxilar.
La pérdida del hueso dental conduce a la deformación del rostro por la carencia de hueso en la cara.
2. ¿Cuáles son las causas de la pérdida de hueso?
Los huesos maxilares precisan estímulos para mantener su tamaño y forma. La masticación y la presión de la mordida actúan como estímulos para el mantenimiento del hueso que, a falta de estos, se reduce y pierde densidad.
La pérdida de piezas dentales no reemplazadas conlleva la desaparición de la función masticatoria original, lo que conduce a la reabsorción del hueso maxilar por falta de estímulos.
La reabsorción del hueso es un proceso rápido. Solo el primer año se pierde el 25% del hueso que mantiene la dentadura.
3. ¿Cómo evitar que se produzca la reabsorción ósea?
Como otras tantas veces, la forma de prevenir la patología es llevar una correcta higiene bucal. El cepillado completo de los dientes y encías cada vez que se come elimina las bacterias que se acumulan en nuestra boca deteriorando esmalte y encías. Utilizar hilo dental o cepillos interdentales y colutorio es otra medida complementaria fundamental en la higiene bucal.
Si se produce la pérdida dental, la pérdida ósea se puede prevenir sustituyendo la pieza dental perdida por un implante dental que estimule la raíz del hueso de la misma manera que lo hace un diente original. De esta forma se evitará que la pérdida ósea avance llevando a una pérdida total del hueso maxilar.
El uso de prótesis fija sobre implantes dentales permite recuperar el 99% de la fuerza de masticación original, mientras que una prótesis removible retenida con implantes dentales recupera aproximadamente entre el 70% y el 80% de la fuerza de masticación normal.
4. Tratamiento para la pérdida ósea por falta de piezas dentales
Si ya se ha producido la reabsorción dental, la solución pasa por realizar un injerto de hueso. El injerto de hueso procede a implantar fragmento óseo en el maxilar o la mandíbula para aumentar su volumen. Esto vuelve a dotar de un soporte para la colocación posterior de los implantes dentales.
El propio injerto óseo y la colocación de implantes producen la estimulación del hueso maxilar, recuperando su forma y funcionalidad original.
¿De dónde procede el material para el injerto óseo?
El fragmento de hueso que vamos a implantar en la mandíbula puede proceder del mismo paciente. El hueso autólogo (así se denomina el hueso que proviene del mismo paciente) es especialmente importante para conseguir regeneraciones grandes.
La desventaja del implante autólogo es que, al ser obtenido de otra zona del paciente, usualmente de otra zona del maxilar o de la mandíbula, generamos una nueva herida que debe curar, empeorando el postoperatorio del paciente.
Otras fuentes de hueso son el hueso aloinjerto (de otro individuo de la misma especie), de otra especie animal (xenoinjerto) u obtenido por sintetización química, generando un material similar a los componentes del tejido óseo, denominados aloplásticos.
El uso de un tipo de injerto o una combinación de varios se produce según las características del paciente y de las preferencias de cada profesional.
5. Fases del tratamiento de injerto óseo
El tratamiento de injerto óseo requiere tiempo y preparación, al ser un tratamiento con cierta complejidad.
Realización de estudio. Diagnóstico personalizado. Es necesario conocer hasta dónde ha llegado la pérdida ósea, así como la calidad del hueso dental. La intervención precisa analizar el área que hay que restaurar para lograr un resultado natural.
Cirugía de injerto de hueso dental.
Colocación de implantes dentales. Tras la cirugía, y una vez que disponemos de soporte para realizar el implante dental y recuperada la estructura ósea, procedemos a su colocación.
Revisiones periódicas. Tras el injerto y la realización del implante dental, debemos realizar la monitorización continua del estado del hueso dental.
Si has perdido piezas dentales y sospechas que puedes estar en un proceso de pérdida ósea mandibular, te recomendamos solicitarnos cita gratuita para realizar una revisión y diagnosticar y tratar eficazmente el problema.